«Solo tú puedes adorarme, lindo,
mi muñequito. Ni tú mismo entiendes
cómo te amo en la noche clara
de mi presente.»
Esto me dices. Mucho me amas, musa.
Llevo ya tiempo calibrando lunas
y paseando bajo un sol oscuro
para saberlo.
Gracias, amada, por amarme siempre.
Te abandonaste en mis tiernos lazos
que, rodeando tu cintura, vuelan
libres al viento.
Mientras yo cante tus amores, Cata,
perviviremos en la tierra juntos.
Gracias, mi vida, por gozar fogosa
de mis pasiones.
Siempre en la noche me respondes clara.
Voy comprendiendo tus respuestas cautas.
Ya nunca temo la verdad radiante
que me descubres.
Estoy contigo. Acaricio, beso
tu pelo crespo. En tus ojos veo
nuevos reflejos que destellan todos
nuestros anhelos.
No me aparto. Si te amo, vivo.
Tú ya lo sabes. Te adiestraste para,
perpetuamente, insuflar tu aliento
y revivirme.
Eres discreta. Nunca cuentas nada
sobre mi vida, en tiniebla envuelta.
Mientes tranquila, con permiso mío
y de la luna.
Somos amantes antes de los tiempos.
Miento y desmiento. Me conoces, musa,
porque juntamos nuestras almas puras
al encarnarnos.
Nos asomamos al barranco negro
de la locura. Lo que oímos nunca
lo olvidaremos. De su fiero ruido
ya nos zafamos.
Retrogrademos el futuro ahora.
En nuestra casa, donde duermen sueños
resucitados por tu nuevo tiple,
lo esperaremos.
Que nos descubra la ceniza antigua
que nos lanzaron de calderas huecas
duendes sin nombre que volaban sobre
nuestros volcanes.
Robas a muertos sus tesoros nuevos.
¡Cómo relumbran en tu mente joven!
Me los ofreces en un acto ardiente,
sencillo y tierno.
Grácil me muestras tus maneras finas:
exaltaciones de mil timbres ígneos
que no aparecen hasta el fin del tiempo
en que estipulas.
¿Quién te ha dictado lo que yo compongo,
Cata, que ocultas el misterio bajo
múltiples velos de colores de agua
tornasolada?
Cuando termines todo quema el cuerpo
que me sostiene fuerte en vida honda.
Abre mis notas, exhibiendo todo
lo que has creado.
Duelen los sones que se escapan vivos
de triples cuerdas que has pulsado sabia.
¡Vive por ellos, que no encuentren nadie
que los someta!
En los finales ya se escucha el pulso
que, palpitando, estremecen cuerdas.
«¡Cruje la mente!», cantan hadas locas
desde la puerta.
Nos asomamos con amor a valles
llenos de lunas. Las que vimos siempre
recordaremos. En praderas grises
nos abrazamos.
Rasgo tus velos. Brillas blanca y tersa
con tu llanura prodigiosa, fértil.
Ardes de frío al saberte cerca
de nuestra alcoba.
Bebo tu sangre roja y perfumada.
Como tu carne limpia de su sangre.
Bebes mi leche; te la tragas porque
sabe a vida.
¡Basta de versos! Nos amamos, linda
musa de pelo negro azabachado.
Ya descubrimos nuestro amado brillo
en las miradas.
Las mariposas baten alas suaves.
Estallan risas cristalinas. Entre
tú y mis ojos, las palabras fluyen
como los ríos.
Y comprendimos nuestra vida entera.
Fueras temores, esperanzas. ¡Fuera!
Solos, nosotros mismos, sobre todos,
ya triunfaremos.
Cata, mi vida, besaré tus ojos
verdes, preciosos, llenos de ternura.
Y gozaremos nuestro amor divino
eternamente.
En nuestro cortijo. Almería, 7 de febrero de 2021
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